Si ver transformarse en barro en cerámica es fascinante, lograr que el elemento que construímos emita sonidos (y para quién sepa usarlo, música), es una sensación indescriptible.
Construír el cuerpo de una ocarina o de un silbato, es relativamente sencillo. La dificultad es conseguir que suene. Después de muchos intentos, y gracias a la generosidad de quienes publican sus conocimientos en la red, con este esquema pude conseguir "arrancarle" sonidos a las ocarinas:
No son precisamente obras de arte, pero tienen lo suyo, y lo más importante: funcionan.
miércoles, 15 de abril de 2009
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